miércoles, 26 de septiembre de 2012

Eternos 26

Tú ya me conocías antes que yo a tí, lo que no quiere decir que yo no te conozca mejor.

Sé que cuando hace frío se te pone muy roja la nariz, igual que cuando lloras. Que te gustan los calcetines gordos, y que necesitas peso en los pies para dormir. También que puedes echar la siesta toda la tarde sin desarmar la cama y que los días que no trabajas enciendes la tele y te vuelves a dormir. Que si vas a tomarte un café, que sea uno solo para no engordar o un frapuccino porque al final tampoco importa tanto, que tu morfología puede cambiar de forma extraña en la playa y que tarde volverás a comerte una parrillada de pescado.

Pero aunque pueda contar muchas cosas que demuestren que de verdad sí que te conozco, lo cierto es que mejor te conozco porque estoy orgullosa de ti, y más que te quiero por como eres, te admiro. Por no rendirte nunca, por seguir ilusionándote. Por querer como nadie lo que quieres de verdad, aunque eso suponga no poder ni nombrar aquello que no estimas. Por estar, por haber estado, y porque estarás. Por tener la nobleza en los ojos que trasluce lo que no apruebas, lo que no va contigo. Porque aunque sea difícil dejar quieta la balanza, tú lo intentas, tú siempre lo intentas. Por querer tu trabajo y levantarte todas las mañanas para intentar hacerlo bien. Por las cenas de los viernes en casa y las discusiones viscerales de tus pensamientos generalmente, más que obstinados. Por no dejar de ser tú, porque nada pudo contigo.

Y por todas esas cosas y  por más que eso me siento satisfecha, porque vengo de mujeres fuertes, valientes, firmes. Porque yo no te conocí antes que tú a mí, pero siempre serás una de las mujeres de mi vida.

Te quiero.

¡Feliz Cumpleaños!









domingo, 23 de septiembre de 2012

Mejor que no

Escribir ahora se vuelve extraño, con esta resaca de sentimientos mezclados. Lo cierto es que preferiría estar comiéndome un helado, más cerca del mar de lo que me dejan los muros de casa, o quien sabe, alomejor sólo tirada en el sofá viendo series pasar. Así que no, no pienso escribir nada, porque escribir en contra de la propia voluntad es como robar palabras, que parece que no importa si son unas cuantas, pero el día que no salgan, entonces si que las voy a echar en falta...






domingo, 9 de septiembre de 2012

Ha sido un placer...


Por los quereres, por los besitos, por las noches interminables. Por las conversaciones incansables, por las alegrías, por los hombros, por llorar de reírnos encima. Podría escribir horas, pero éste, ¡va por ustedes!




















































"Hasta pronto..."


jueves, 6 de septiembre de 2012

te-cuento un sueño

Hoy es de esos días en los que piensas que no deberías escribir nada, más que por lo anterior porque tampoco creo que nada de lo que vaya a decir sea iluminador. 

Anoche soñé. En realidad sueño todos los días, y más noches de las que me gustaría. Había una carretera larga, con muchas curvas, estrecha. Afortunadamente no conducía yo, lo que suena más extraño desde hace unos meses. Quiero decir que no me fijé demasiado en lo que dejaba a los lados, pero el olor a tierra mojada estaba más gravado en el corazón de lo que podía recordar. Había niebla, mucha, pero asombrosamente todo se veía con una claridad brillante, como esa que aparece cuando está amaneciendo. 

El coche se apartó a un lado de la carretera, no había nadie por allí. Salí del coche y hacía frío, mucho frío, un frío que no había sentido desde hacía mucho. ¿Sabes ese frío que traspasa abrigos, pieles, y todo lo que que está detrás? Vale, pues era más que ese frío. Pero a pesar de eso, había un extraño aire que me golpeaba la cara y me hacía sentir desahogada, como si llevara mucho tiempo encerrada, como si aquello fuera lo que necesitaba.

Delante de mi se abría un camino. Eran bastante pendiente, si lo miro bien era más que pendiente. Además el suelo parecía resbalar, y si yo puedo caerme me caigo, así que subir aquello se iba a convertir en algo más que arriesgado. Empecé a caminar, iba agarrándome a las piedras grandes que me encontraba, me tropecé, una, dos, tres veces, me volví a agarrar, me corte un poco, seguí caminando. Me resbalé, ¿ves? Lo había dicho. Me caí de culo, como siempre, duele. Me levanté, seguía andando. Me faltaba un poco la respiración, estaba un poco cansada, pero seguía, era como si conociera aquel sitio, era como si algo estuviera esperando. El raspón escocía, la respiración escaseaba, pero algo más que la fuerza en las piernas me empujaba a seguir caminando. Una última piedra a la que agarrarse y arriba. Apoyé el pie derecho, hice toda la fuerza que me quedaba, y pisé firme. Las piernas se me tambalearon y el corazón se me aceleró. Cerré la boca porque por la nariz se respira mejor y abrí los ojos. 

Conocía aquella explanada, y aquel cielo, y aquel frío y aquel olor a tierra mojada. No era algo que no hubiera visto ya, pero quizá hay cosas que hay que volver a mirar con otros ojos. No sabía si el ansia era por los recuerdos, si las ganas por lo vivido cegaban más que cualquier otra cosa. Y cuando miré hacia un lado estaba ahí, como si nunca se hubiera ido, como siempre fué. Entonces nos vi desde fuera. Aquella era la imagen más bonita del mundo. 




lunes, 3 de septiembre de 2012

just

Siempre he pensado que escribir ha sido mi forma de sobrevivir. Entiéndeme que sobrevivir sea muy diferente a subsistir, que no por eso lo segundo sea trivial ni mucho menos. Nunca he tratado perdurar más que ésto, ni resistir si no era cuestión de soledad, ni permanecer si no se trataba de ti. Pero supongo que sobrevivir es mucho más que todo eso, porque sobrevivir a veces supone seguir existiendo incluso después de la muerte, aunque uno muera sólo un poco, sabes de lo que te hablo.

La supervivencia debe convertirte, o por lo menos lo sospecho, en alguien más fuerte. ¿Y para qué queremos ser más fuertes? Supongo que hoy lo soy más que ayer y seguramente menos que mañana, pero no porque me apetezca, a mi que me dejen ser frágil si vas a estar aquí. Los días que cuartean la piel también van partiendo el alma, poco a poco, sin que escuches como se rompe, sin que se desprendan los pedazos. Los silencios entre las risas que te recuerdan que la mejor música del mundo se ríe de otra manera. El ruido del mar que no suena si no chocan con él las piedras que no resbalan. O ese pequeño instante, ése que se ha vuelto tan efímero que te cuesta distinguir, en el que algo que no sabes que es aún, te susurra de pronto "si hubiera estado aquí".

Es como estar en frente de dos caminos que sabes que nunca se van a encontrar. ¿Qué escribes? ¿Cómo te consuelas si serías capaz de seguir medio muerto una eternidad más? O no, ¿si lo que quieres hacer es sonreír y que te llene los días quien espera en la puerta? Cada día que pasa se escapa un poco más, se pierde, se ve más pequeñito. Yo no puedo hacer ya planes a largo plazo, el futuro hace tiempo que me dio una bofetada. Por eso hoy voy a quedarme aquí, en ese sitio entre la esperanza  y el olvido, no se si sabes dónde está, pero da un poco de miedo. Creo que queda junto al recuerdo y las ganas, el amor hace esquina como en todas nuestras calles, en el banco de los momentos  y con el vestido de los besos, más cerca de casa de lo que me gustaría, pero es que de noche no me gusta andar sola, y por aquí hace tiempo que no sale el SOL.