domingo, 12 de agosto de 2012

Unnamed

Mira que le den. Que le den a todo, a esto y a lo demás allá. Que le den a lo que vivimos, a lo que pasamos y a lo que nos faltó por ver. A él y a ella, y a los otros. A los que nos miraron y a los que cerraron los ojos. Que te den a ti y a mí y nunca al nosotros. 

Las utopías realizables son tan paradigmáticas como ponerte la mano en el pecho y sentir lo despacito que te late el corazón cuando duermes, despacio pero fuerte, de esa forma que sabes que nada te puede pasar. Parar el tiempo y reírme a carcajadas toda la vida, y ver como le da el sol a la pared de enfrente y quedarse así, con lo mejor que tenemos, con lo más bueno de nosotros que no es otra cosa que el nosotros mismo. 

Yo que tengo esa manía de escritor de retratar todos lo momentos y dramatizarlos para encoger los corazones, entendí que no hay momento que pueda retratar contigo que no contraiga el mío antes. Soñé verte hacer reír a niños que tenían tu boca y me enseñaste lo maravilloso que es mirar como abres los brazos para coger a los de otros, que ya no somos nosotros, pero que pueden ser ellos, y que vuelve a traerme toda la vida posible. El aire es diferente, no pesa, y los segundos se alargan y se sienten los muros de los abrazos que están por romper. La complicidad del que se sabe cerca o no más lejos de lo que el corazón le permite. La esperanza del que sabe que la vida le puede devolver lo que tiene enfrente. El amor que espera en la línea de salida para hacer 400 metros más. 

Yo que tengo esa manía de escritor de esperar que las utopías se realicen para poder contarlas, hoy te prometo a ti y a mí que las nuestras no las va a leer nadie, que de las nuestras nos vamos a llorar y a reír nosotros, al mismo tiempo, y que suene de fondo You Fckn Did It, y que tú la cantes mejor que nunca y que yo la baile encima de la cama, y que se nos gaste el tiempo que no tenemos, y que tengamos todo el que nos queda.

Y yo que tengo mil y una manías, vuelvo a contar eso que no va a ser para creer un poco más que es posible. Porque ya sé lo que llena el vacío, el vacío lo llena levantar la vista, y sentir que todo es como bailar, y seguir un compás que no se había creado hasta que llegamos nosotros, el nosotros que sabe que dónde quiera que vaya, está en casa.






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