viernes, 31 de agosto de 2012

WITHIN

Cuando llevas libres las manos y te atan el corazón no queda otra que buscar un sitio bien alto. No tiene por qué ser muy muy alto, me vale con que sea la mitad de alto que ésto. Quizá tú no podrás hacerlo, pero el miedo no existe. Cuando lo encuentres mira hacia arriba, siempre es más importante que lo que dejas atrás lo que está por llegar, da igual que no puedas verlo con claridad, a veces las mejores cosas están detrás de las nubes. 

En ese momento te aseguro que no vas a pensar en nada, ni en nadie, o quizá si, son las dos opciones, nunca hay una tercera, o ninguna tercera ha sido de verdad. Pues respira profundamente que vienen curvas.Como llevas libres las manos, extiende bien los brazos, lo más que puedas, el miedo no existe. Y con los brazos abiertos y la mirada hacia arriba, bien alta, ¡salta!

Puede que aunque lleves el corazón atado tengas que hacerlo solo, no te preocupes, contigo se va lo que quieras, aquí vas a dejar lo que sobre, lo que no te deje volar. ¿Y sabes qué? Que cuando aprendes a hacerlo te das cuenta que el cielo estaba preparado mucho antes de lo que sabías, y esperarás con todo el corazón que se vaya contigo,que te sostenga una mano y no tenga miedo, pero nadie levanta los pies del suelo sin querer, aunque querer siga siendo lo más importante. Y cuando quieras mirar, desde arriba todo se ve muy pequeñito, casi no te vas a dar cuenta de lo que dejas atrás. Los abrazos se habrán congelado en instantes lejanos, incluso la memoria se soltará con alguna corriente de viento transversal.

Y un buen día, que no esperes que sea pronto, te mirarás bien hacia adentro y sonreirás. Con esa sonrisa que da la serenidad de saber que no hay cabos, ni nudos marineros, ni lazos rojos, nada. Y entonces ahí, justo en ese mismo instante comprenderás que has aprendido a volar.


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